Historias de Bardos Ebrios III


El viaje continuo, pase por innumerables ciudades, conocí muchas mas personas pero ninguna como Javis, su mirada y su mensaje aun retumban en lo profundo de mi corazón, sentí por un instante haber sentido algo por alguien... caminar por otra senda, por un lugar desconocido para mi, solo han pasado hombres que buscan el placer carnal pero se que el nunca buscaría eso de mi. 
Los rumores y el habla de la gente me llevo a un lugar muy al sur, territorio prohibido por muchos, su maestro se encontraba allí, la frontera del mar entre la vida y la muerte. La gente aca no tiene vida propia... caminan sin rumbo... laboran sin respirar... se mueven como sombras en las calles... todos giran entorno a un patíbulo en la plaza principal, esperando otra persona mas, los mercaderes listos con sus afilados cuchillos y hachas para descuartizar lo que vean valioso el miedo se traga mis entrañas mientras doy cada paso en dirección a la taberna del lugar. 

Es territorio maldito pero debo llegar al fondo de esto... entré a la taberna solo pocas velas encendidas nadie presente. El tabernero parecía estar vivo hasta que vi sus manos pudriéndose en la tela que limpiaba lo que parecía una vasija redonda blanca, pero al acercarme vi claramente un cráneo que ponía en fila junto a docenas mas en la alacena. 

- ¿ Que desea señorita ? - no veo gente como usted en estos lugares.
 
- Quiero ver a Cuervo Gris ... -
- Siga esa puerta deje una moneda en mi barra y cuando salga no mire atrás -

Seguí directo a la puerta dejando una rupia en la madera, avancé rápidamente hasta esa pútrida puerta, vi las famosas marcas de las cofradías en el marco, paso un frío por mi cuerpo al tomar la manija, abrí lentamente la puerta y la poca luz que había allí se extinguió... un cuarto totalmente oscuro y una nube de tabaco me cubrió, la figura oscura se empezó a hacer clara; una gran mesa frente a mi en la cabecera estaba él, él famoso, el más despiadado, aquel que robo de un Dios, que mató al hijo de un Dios, maldito por la eternidad. Sus manos se movían en las señas de los asesinos de manera muy precisa expresando:

- ¿ Quien eres tu ? y ¿ Que buscas en mi casa ? -
- Soy Liam filo de Indarius y he venido a preguntar por la mujer del nombre prohibido, tu aprendiz, tu heredera, quien tomará tu lugar... -

Su rostro en la oscuridad no se inmuto de nada y respondió en las señas:

- ¿ Por qué te interesa encontrarla ? ¿ Quieres tomar su lugar ? ¿ Quieres su poder ? ¿ Quieres su maldición ? -

Quede muda un momento, sentí un escozor en mi espalda como si miles de agujas me atravesaran, no quite la mirada de él, de su ojo brillante en rojo y su rostro anciano postrado en aquel cuerpo marchito por el tiempo y las maldiciones.

- Ella es la única que sabe que es esta marca ... -

Descubrí mi torso ante él sin importar lo que me hiciera o los muertos afuera de este lugar, mostrando las marcas que recorren mi cuerpo, el tatuaje del escarabajo. Su rostro cambió, cerro su ojo rojo y dejó de alumbrar, se levantó, caminó a mi, trate de moverme pero algo lo evitaba. Sus pasos se sentían como la parca viniendo a mi juicio, extendió su mano a mi torso... sentí como la tinta se retorcía en mi interior, un intenso dolor pero no podía gritar ni moverme, una agonía intensa que cubría mis sentidos excepto el frío de las lagrimas recorriendo mi rostro. Se alejó y me miró directo a los ojos, caí como títere que pierde sus hilos, sentí como volvía a sentir todo mi cuerpo, me cubrí con la capa al levantarme del suelo. Me miró y en las señas dijo:

- Esto prueba que ella es tu opuesto, eres alguien con sus mismos talentos y fortalezas, pero no es tu hermana si es lo que de verdad querías saber. Tienes agallas al venir acá  he visto en ti que tienes un código de honor como yo, es por eso que podrás marcharte de acá con vida... vete - Señalando la puerta - Si quieres saber donde esta busca a Dur Iel es un mediano mercenario, esta en las tierras barbaras al oeste de aquí - 

Me recompuse, di la vuelta y me dispuse a partir... escuche una voz, un frío gélido que me golpeo en la espalda, no me atreví a voltear... 
- Ten cuidado pues la marca que llevas podría ser tu pase directo al olvido , nunca me viste y nunca me verás soy el brillo del acero en la sombra del tirano, vengo de todas partes y de ningún lado soy el viento y el agua ...
Sentí que algo golpeo el suelo cerca a mi me di vuelta para encontrarme con la nada, el cuarto estaba vacío... a mis pies su capa, una tela simple de color negra, la levante y lleve a mi rostro para sentir su rastro, algo cayó de ella, un broche de cabello con símbolo de la Diosa Olidamara. Muchas memorias llegaron a mi en ese instante: mi infancia en aquel lugar lejos de las guerras y el hambre; el porque iniciar esta búsqueda  toda mi existencia se marco allí , perdí el miedo que carcomía mi alma de ese lugar salido del mismo Baator, me puse la capa de cuervo gris el broche en mi cabello y partí al oeste.

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